El 2018 ha sido complicado; un año complejo en materia de adecuación a la realidad del mercado, muy condicionada por las operaciones de venta de activos adjudicados (y también los servicers ocupados de su gestión) por parte de las entidades financieras. Pero al mismo tiempo ha sido un año positivo en términos de facturación y afianzamiento en el mercado. Ver balance.